martes, 14 de julio de 2009

Calentamiento global modificará los alimentos del mañana


National Geographic News
Viéndolos desde el plato, los alimentos que comeremos en el futuro probablemente se verán y sabrán muy parecido a lo que comemos hoy; pero, observándolos más de cerca, la cena del mañana se ve muy diferente.
Los científicos agrícolas que moldean el futuro de los alimentos afirman que el calentamiento mundial, al alterar los patrones de temperatura, lluvia y concentraciones de dióxido de carbono en el aire, obliga a las plantaciones a evolucionar.
El calentamiento del mundo afectará la agricultura en una variedad de formas: algunas regiones y granjas se verán favorecidas; otras sufrirán.
Para salir adelante con las cambiantes condiciones de producción, los productores necesitarán revertir décadas de homogeneización de cultivos y diversificar cepas de plantas, afirman los científicos agrícolas.
Homogeneización. Desde mediados del siglo XX, la producción agrícola ha experimentado una homogenización radical, afirma Stephen Jones, genetista especialista en plantas y productor de trigo de la Universidad Estatal de Washington, en Pullman.
“No se trata únicamente del monocultivo de las plantaciones, donde cada una cultiva exclusivamente un tipo de planta, sino también del monocultivo dentro de esas cosechas y dentro de los campos”, destaca.
Jones señala que únicamente tres variedades de trigo comprenden entre 60% y 70% de todo el trigo producido en la región del Pacífico noroccidental, situación que, según él, es similar a otros cultivos en otras regiones.
Pese a que la homogeneización ha facilitado producir enormes cantidades de alimentos en terrenos cada vez más grandes, adaptarse a los cambios inducidos por el calentamiento global se torna más difícil, particularmente si estos cambios varían entre granjas y granjas y plantas y plantas.
“Debe haber cierta variación disponible para que el ambiente la procese; de lo contrario, habrá un enorme problema”, destaca.
Jones y otros investigadores afirman que el calentamiento mundial podría reducir el rendimiento de los cultivos, aumentando el costo en los países occidentales y empeorando la escasez en muchas áreas en desarrollo.
Selección. Los científicos agrícolas afirman que existe una variedad de soluciones posibles para evitar bajos rendimientos o fracasos en los cultivos.
Lewis Ziska, un fisiólogo especializado en plantas, está en las primeras etapas de crear variedades más resistentes de cultivos alimenticios reproduciéndolos con ciertas hierbas.
“Muchas hierbas parecen funcionar mejor, en general, bajo un amplio espectro de ambientes”, afirma Ziska.
“¿Podemos tomar estos genes y explotar esas habilidades al reproducir las hierbas con líneas de cultivo? Absolutamente sí”, destaca.
Por ejemplo, Ziska menciona que el arroz de cultivo no puede producir semillas si la temperatura supera los 32,22° Celsius cuando la planta intenta fertilizarse.
Sin embargo, algunas hierbas emparentadas con el arroz evitan el problema fertilizándose a primeras horas de la mañana o durante la noche, cuando las temperaturas son generalmente más frías.
Esa característica podría pasarse al arroz de cultivo, considera Lewis Ziska.
Los científicos también intentan reproducir cultivos modernos con líneas ancestrales de plantas.
Los pronósticos sobre el calentamiento del mundo predicen mayores concentraciones de dióxido de carbono atmosférico.
Ziska ha encontrado que, en tales circunstancias, una cepa de trigo de principios del siglo XX se desempeña mejor que una cepa moderna común.
Jones, miembro de la Universidad Estatal de Washington, también trabaja en eso.
Su equipo hizo pruebas de cultivo de cada una de las cepas de trigo producidas en el Pacífico noroccidental desde 1850, en busca de características que podrían ser útiles en condiciones de calentamiento mundial.
El genetista experto en plantas dice tener particular interés en características que no han sido seleccionadas desde que los productores modernos comenzaron a depender fuertemente de herbicidas, pesticidas y fertilizantes, como la habilidad para competir con hierbas o crecer bien en terrenos pobres.
Las plantas con aquellas características podrían ayudar a los productores a reducir la necesidad de insumos químicos y su rastro de carbono.
Modificación genética. En un clima cambiante, los productores necesitarán experimentar con muchas variedades de plantas para encontrar la mezcla que funciona mejor en sus plantaciones, afirma Jones.
“La naturaleza selecciona mejor que nosotros las plantas que funcionan”, añade.
Otros científicos agrícolas afirman que existen situaciones en las que la naturaleza podría beneficiarse de una ayuda.
Curtis Hannah, un investigador en biología molecular de plantas de la Universidad de Florida, está utilizando técnicas modernas de transferencia de genes para producir cepas de maíz que podrían ayudar a los productores en las áreas tropicales.
El calentamiento global podría generar aumentos de temperatura relativamente rápidos en tales áreas.
Enfocándose en los genes que se presentan naturalmente en el maíz que producen una enzima llamada AGPases, Hannah ha logrado producir maíz modificado en laboratorio que goza de altas temperaturas.
“Cuando la temperatura es superior a los 32 grados Celsius durante las primeras etapas del desarrollo de la semilla, hemos visto incrementos en el rendimiento tan altos como 68 por ciento”, destaca Hannah.
A pesar de que los ambientalistas generalmente se oponen a la introducción de organismos genéticamente modificados al considerarlos muy arriesgados, Hannah y otros científicos agrícolas opinan que tales técnicas no son inherentemente peligrosas.
Para ellos, dichas técnicas pueden ser herramientas efectivas –utilizadas junto con reproducción tradicional– para adaptar a los cultivos al calentamiento del mundo.
A su vez, Lewis Ziska, añade que “no es un simplemente un problema de una opción buena contra otra mala”.

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